Teatro Infanta Isabel: Como Por Un Tubo

El protagonista, el actor Miguel Ángel Solá, un mártir atormentado por quien le ha abandonado, nos resulta de tan buena interpretación que sustenta uno de los puntos fuertes de obra.  Versátil, fresco y entregado que cautiva y emociona. Miguel Ángel sorprende con sus registros a medida que avanza la obra. Destacada también la voz y ritmo de Daniel Giménez, un sonido muy argentino y cómico que gusta y divierte. Sin embargo, la obra tiene en escena demasiados claroscuros. Se deja entrever la desafortunada distribución en un improvisadísimo estudio de radio, donde se palpa en ocasiones un descuidado montaje, un deambular de personajes que distraen, “falsetes” e intervenciones descafeinadas que resultan algo desconcertantes. Una historia actual de amor y desamor muy humana narrada a través de un teléfono, de algunas voces en off, una ventana que es el otro lado de la línea y una sombra que habla y que pone un toque original a una pobre puesta en escena. Un guión y diálogos originales que afortunadamente van en leve ascenso; que van salvando a un público que a duras penas consigue cautivar, para terminar con un final que defrauda. Un resultado modesto, con algunos ratos geniales y una buena interpretación de Solá, que sugiere una descuidada dirección y que pide a gritos una revisión. Obra para adultos. Muy apropiada para quienes sufren el dolor de ser dejamos. Desdramatiza la soledad y desesperación del que es abandonado y trata en tono de humor los errores típicos que se cometen cuando uno se encuentra en esta situación de desamor.